viernes, 20 de junio de 2008

Lamentable espectáculo político

Es lamentable. Como a Sánchez Dragó, también me da vergüenza ser español. El circo que nos ofrecen los medios todos los días deja poco espacio para el optimismo. Mientras el gobierno del PSOE mantiene intacta la anterior política económica (no lo vayan a estropear, como en el pasado), se dedica a legislar en cuestiones básicamente éticas y morales, de costumbres, pasando por encima de casi el 40% del electorado, como aprovechando la ocasión después de 8 años de aznarismo. Han aprovechado para llevarse todo por delante, con una pírrica ventaja electoral. Las dos Españas, que parece que no salimos del hoyo nunca. Por desgracia, el PP es cada día menos una alternativa creíble a la progresía. Sus algaradas y manifestaciones, con una base importante de razón, no están a la altura. El Sr. Rajoy se dedica a repetir como un loro las mismas frases, a sacar temas fuera de contexto, y a seguir la misma tónica de casi todos los políticos españoles de los últimos 15 ó 20 años: demagogia y dialéctica pura, sin apenas atención al fondo, y atacando al adversario simplemente porque es el adversario. Poco importa que tenga o no razón.
Así no vamos a ninguna parte. ¿Es que los debates en el Congreso van a seguir consistiendo en este bendito país, en discursos más o menos pintorescos, con más o menos ironía, descalificaciones, insultos, acusaciones gravísimas y, resumiendo, gilipolleces y gritos en las gradas como si estuviéramos en el fútbol? Nos quedamos tan tranquilos oyendo cómo se acusan de mentir, de manipular, de callar, o de actitudes simplemente inaceptables para un dirigente de un país serio.
Yo no sé ustedes, pero yo no pienso votar al PP. Ya está bien. Ni por supuesto al PSOE.

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