viernes, 20 de junio de 2008

La vuelta al mundo sin aviones

Mi amiga María viaja desde Irlanda a Nueva Zelanda por tierra, así de fácil. No se me ocurre un viaje más bonito que ése. ¿Qué tienen los viajes que aportan tanto a las personas? ¿Por qué no se generaliza esa sana costumbre de viajar? No hablo del "turismo", claro. El turismo , como fuente de ingresos no está mal, pero como factor de encuentro cultural no sirve para nada. Viajar entre comodidades y en clases exclusivas, alojándose en hoteles siempre igual de ostentosos, no nos acerca ni un ápice a otros pueblos. Yo hablo del viaje de mochila que se pierde por los pueblos, que entra en las casas, y participa en las conversaciones, que se arriesga y confía en la hospitalidad de la gente sencilla. María ha dejado su trabajo y su casa, y viaja con Andrew, su media naranja. Andrew, además, va a conocer el país que le vio nacer hace 30 años, y en el que sólo estuvo unos pocos meses. Han creado un blog para contar lo que les vaya pasando en el viaje:

http://dublin-newzealand-overland.blogspot.com/

Ya sólo imaginando la sensación de libertad que tendrán mientras cruzan las estepas rusas en el transiberiano se me hinchan los pulmones y hasta participo un poco de su felicidad (porque están felices). Qué poco hace falta para ser feliz...

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