viernes, 20 de junio de 2008

La falsa seguridad y la falsa solidaridad

Lo sano es siempre mirar hacia delante y no mirar atrás. Por eso estoy muy satisfecho de que Dios me haya dado la valentía y los medios necesarios para abandonar conscientemente la falsa seguridad que parecía darme aquel contrato fijo. Con esa seguridad de pacotilla pretendían, sin duda, que aceptara instalarme en la mediocridad y la hipocresía, como lo intentan, día a día, con la cincuentena larga de empleados. Lo siento. No va conmigo. No comulgo (nunca mejor dicho) con medias verdades, con decorados de cartón piedra, con palmaditas en el hombro que se convierten por arte de magia en vacíos, miradas torvas o mobbing, con la utilización de los más pobres, con la institucionalización de la soberbia ni con los gurús espirituales. No entiendo cómo se puede empezar una reunión leyendo el evangelio y en esa misma reunión ejercer la más absoluta de las prepotencias. Pero todo eso quedó atrás.

Supongo que la lección, la única lección que se puede sacar, es la omnipresencia de la debilidad humana, hasta en los lugares donde, se supone, tendría que dulcificarse en, al menos, un deseo de perfección.

Pero ahora toca mirar hacia adelante y tomar todo lo positivo que me dio el contacto diario con quienes un día lo perdieron todo y con otras muchas personas de quienes guardo un recuerdo entrañable.

La vuelta al mundo sin aviones

Mi amiga María viaja desde Irlanda a Nueva Zelanda por tierra, así de fácil. No se me ocurre un viaje más bonito que ése. ¿Qué tienen los viajes que aportan tanto a las personas? ¿Por qué no se generaliza esa sana costumbre de viajar? No hablo del "turismo", claro. El turismo , como fuente de ingresos no está mal, pero como factor de encuentro cultural no sirve para nada. Viajar entre comodidades y en clases exclusivas, alojándose en hoteles siempre igual de ostentosos, no nos acerca ni un ápice a otros pueblos. Yo hablo del viaje de mochila que se pierde por los pueblos, que entra en las casas, y participa en las conversaciones, que se arriesga y confía en la hospitalidad de la gente sencilla. María ha dejado su trabajo y su casa, y viaja con Andrew, su media naranja. Andrew, además, va a conocer el país que le vio nacer hace 30 años, y en el que sólo estuvo unos pocos meses. Han creado un blog para contar lo que les vaya pasando en el viaje:

http://dublin-newzealand-overland.blogspot.com/

Ya sólo imaginando la sensación de libertad que tendrán mientras cruzan las estepas rusas en el transiberiano se me hinchan los pulmones y hasta participo un poco de su felicidad (porque están felices). Qué poco hace falta para ser feliz...

Del mar de nubes al mar de trigo

Me está engañando un poco el páramo castellano. Con este invierno de mentirijillas que estamos teniendo casi parece que siga en aquel paraíso que abandoné hace unos meses. Bueno, en realidad la gente piensa que en Canarias siempre hace sol, cuando es radicalmente falso. Es una de esas explicaciones que tengo que dar con inusitada frecuencia cuando salta el tema isleño. En Las Palmas se pasa el día nublado. Es muy raro pillar un día entero con sol. Quien no se lo crea puede comprobarlo mirando cualquier webcam de las varias disponibles, por ejemplo en miplayadelascanteras.com. Y eso de que en invierno no hace frío en Canarias también es falso. Hace fresco, digamos 14 grados, o 19, pero como hay esa humedad y ningún local está preparado, el frío termina colándose en los huesos. En casa no hay calefacción, en la oficina tampoco. EL único lugar donde yo recuperaba el calor corporal era el coche.
En estos meses he podido contrastar la vida en Las Palmas con la vida en Valladolid. Lo cierto es que son dos mundos distintos. En Valladolid no es fácil ver a nadie reír por la calle. El frío, supongo, ahoga el espíritu lúdico. Los semblantes son graves, circunspectos. En Las Palmas la gente habla mucho por la calle, incluso con desconocidos, y la música de la palabra y de la conversación es más alegre.
A estas alturas y dividido como estoy entre dos culturas, no es que me parezca un lugar mejor o peor que el otro, pero sin duda se hace duro acostumbrarse a la sobriedad castellana, a su forma de entender la vida, a sus maneras y costumbres, a su mentalidad. Otro día hablaré de los muchos defectos que tienen también los canarios típicos. Desde luego la adustez no está entre ellos.

Lamentable espectáculo político

Es lamentable. Como a Sánchez Dragó, también me da vergüenza ser español. El circo que nos ofrecen los medios todos los días deja poco espacio para el optimismo. Mientras el gobierno del PSOE mantiene intacta la anterior política económica (no lo vayan a estropear, como en el pasado), se dedica a legislar en cuestiones básicamente éticas y morales, de costumbres, pasando por encima de casi el 40% del electorado, como aprovechando la ocasión después de 8 años de aznarismo. Han aprovechado para llevarse todo por delante, con una pírrica ventaja electoral. Las dos Españas, que parece que no salimos del hoyo nunca. Por desgracia, el PP es cada día menos una alternativa creíble a la progresía. Sus algaradas y manifestaciones, con una base importante de razón, no están a la altura. El Sr. Rajoy se dedica a repetir como un loro las mismas frases, a sacar temas fuera de contexto, y a seguir la misma tónica de casi todos los políticos españoles de los últimos 15 ó 20 años: demagogia y dialéctica pura, sin apenas atención al fondo, y atacando al adversario simplemente porque es el adversario. Poco importa que tenga o no razón.
Así no vamos a ninguna parte. ¿Es que los debates en el Congreso van a seguir consistiendo en este bendito país, en discursos más o menos pintorescos, con más o menos ironía, descalificaciones, insultos, acusaciones gravísimas y, resumiendo, gilipolleces y gritos en las gradas como si estuviéramos en el fútbol? Nos quedamos tan tranquilos oyendo cómo se acusan de mentir, de manipular, de callar, o de actitudes simplemente inaceptables para un dirigente de un país serio.
Yo no sé ustedes, pero yo no pienso votar al PP. Ya está bien. Ni por supuesto al PSOE.

miércoles, 18 de junio de 2008

Comienzo

Aunque ya estoy perdido de los blogs que he comenzado, espero que éste sea diferente. Por hoy, ya es suficiente con este buen deseo.