martes, 4 de mayo de 2010

Testigos del pasado














Al Ayuntamiento, en uno de sus fugaces instantes de lucidez, se le ha ocurrido rescatar algunos edificios abandonados en la zona ganada al desmantelamiento de los talleres de la RENFE, en lo que se ha dado llamar Plan Rogers. Valladolid ganará una gran extensión de terreno dentro de su casco gracias al soterramiento de las vías y a la construcción de una nueva estación. Uno de estos edificios es el de la imagen, que todavía conserva su estética de fábrica de mediados del XX, con sus grúas sobre raíles y la estructura de hierro. Yo de pequeño siempre lo vi abandonado, vacío y olvidado, y de eso hace ya bastante tiempo. Ahora es un jardín zen abierto al público, con piedras blancas, césped, y paseos de gravilla. Me dediqué a recorrerlo el otro día, hace un par de semanas, en el primer día de verdadero calor de este 2010.

Merodeé por toda esa zona sur de Valladolid, que me atrae mucho más que la norte, sin duda, e hice eso que yo llamo "expedición urbana", o sea, descubrir lugares desconocidos y a veces sorprendentes dentro de la ciudad. Esto se puede hacer en barrios en plena transformación, como éste; barrios donde aún conviven restos del pasado con lo más reciente. A pocos metros del "Edificio del Tercer Milenio" (casi nada) puedes darte de bruces con una casa molinera con su jardín, habitada por gitanos que, además, se dan el pequeño lujo de tener nada menos que un picadero de caballos a pocos metros, en otra "tierra de nadie".


En mi expedición, que siempre hago en las horas centrales del día, me encontré con un montón de edificios condenados a muerte. Llevan su condena escrita en la fachada, no hace falta un cartel del Ayuntamiento. Chalets abandonados con elementos pintorescos en el jardín, restos de viejas estaciones de tren, los pequeños puentes del Canal de Castilla y su discurrir entre edificios industriales... Una de las zonas que más me atrae es la vieja estación de La Esperanza (hasta el nombre es melancólico), donde aún vive gente, suponemos que relacionada con la RENFE de alguna manera, y que desaparecerá en breve bajo la piqueta del mencionado plan Rogers. En aquella estación siguen marcando el horizonte las instalaciones ferroviarias de antaño, enormes silos de carga y descarga de grano, depósitos de agua para las máquinas de vapor, cambios de agujas manuales y en fin, maquinaria de ese estilo, de gran tamaño. Lo demás son decenas de vagones de carga, unos más antiguos y otros más modernos, con su olor característico.



Hace poco vallaron la zona y pusieron un cartel con tropecientos iconos, todos prohibitivos. Me recordó a la vieja estación de Valdestillas, donde en algunas acampadas, recuerdo, íbamos a poner pesetas en las vías para que el próximo tren las dejara vírgenes y planas. Eso ya no se puede hacer, porque las vías están doblemente valladas ante el paso del AVE. El espacio ferroviario ya no es accesible. Una pena.


En realidad, no sé por qué me atraen las viejas estaciones ni los trenes antiguos, pero algo tienen de especial.